ojos que no ven…

… cuerpo que lo siente!

Este refrán lo hemos inventado nosotros porque explica muy bien la sensación agradable de una calefacción de baja tempera que – extendida por toda la superficie de la pared – aporta el calor radiante tan importante para nuestro bienestar. Sin embargo no se ve, ningún aparato afea la estancia, la instalación queda cubierta por la arcilla que luce tonos naturales y elegantes y aporta sus propios beneficios al sistema.

Nuestra pared radiante tiene un grosor de 3 cm – 1,5 cm más que otro revoco. Con ella nos olvidamos de molestos radiadores o cajas de aire acondicionado que no suelen aportar atractivo ni estár donde más los necesitamos y no pocas veces distorban a la hora de colocar los muebles

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Hablando de muebles… ¿se pueden poner?

Desde luego, una mesa o un sofá delante de una pared radiante no resta eficacia, al contrario: se beneficia de la zona de confort que justo allí creamos. Si al contrario se prevé un armario ropero que ocupe toda la pared, mejor elegir otra para la instalación radiante para no retrasar el paso del calor. Tenemos la experiencia para encontrar junto al cliente las paredes idóneas (o partes de ellas).

¿Y colgar cuadros?

¡Naturalmente! – Con unos trucos sencillos sabremos siempre donde están los tubos; podemos colgar cuadros o poner estanterías. En todos estos años ningún cliente ha perforado un tubo en pared.